MARÍA DOLORES VILANOVA: espía por casualidad.
En realidad, pocos saben cómo ha sido: hasta ahora, su trabajo de más de 15 años en el espionaje español. Ha sido tan meticuloso que su foto y su historial eran, hasta hace poco, casi ultrasecretos. Viviendo en el anonimato mas absoluto.
El anuncio.
Cuando la llamó Jorge Dezcallar para comentarle: " No puedes decir nada, pero te voy a nombrar secretaria general" la reacción de María Dolores Vilanova fue de incredulidad: " ¿Has desayunado?"
Si, el director del recién creado CNI había desayunado, lo había pensado bien y estaba convencido de que Vilanoba, cuarenta y dos años, jefa de la división de contrainteligencia, era la persona adecuada para convertirse en la primera gran jefa de los servicios de inteligencia españoles.
La conversación fue en términos coloquiales:
-" Se te ha ido la olla"
-"No. Pienso que eres la mejor para ese puesto, pero no digas nada todavía porque se lo debo comunicar al presidente y a Trillo (ministro de Defensa), pero seguro que les parece bien"
-" Pero es que las cosas no se hacen así, primero tendrías que habérmelo dicho a mi, y luego al Gobierno..."
- " No se lo puedes decir a nadie..."
- "¿Ni siquiera a mi marido?.
- " A tu marido si, pero discreción absoluta".
Los inicios.
María Dolores Vilanoba, primera mujer en acceder a la secretaría general del CNI, al contrario que la mayoría de las mujeres que trabajan en los servicios españoles de inteligencia, no pertenecía a una familia militar ni conocía al general Emilio Alonso Manglano, el director de CESID, luego CNI, que incorporó a las mujeres al Centro antes de que se les abrieran las puertas del Ejército.
El padre de Vilanoba era ingeniero industrial, ella había estudiado Derecho y preparaba oposiciones a Judicatura y Fiscalía, lo que era habitual en aquellos años, preparaba las dos oposiciones simultáneamente. Un tío político suyo,militar, le preguntó si quería un trabajo, que estaban haciendo pruebas en el CESID, y su respuesta fue una pregunta: "¿Eso qué es?". "Un organismo del Ministerio de Defensa". " Y ¿Trabajaría como abogada en el ministerio?". "No exactamente, se trata de hacer informes, análisis sobre la situación internacional..."
Dijo que sí, entregó los documentos que acreditaban su licenciatura en Derecho y siguió con sus oposiciones.Se examinó de la primera prueba de la oposición, que era lo que verdaderamente le importaba y, cuando estaba esperando para leerla ante el tribunal, le llamó su tío para que se presentara en el CESID.
Acudió con mas curiosidad que interés, a la sede que tenía entonces en el Centro en el paseo de la Castellana, y lo primero que le preguntaron fue por la persona que la había recibido, de qué color era su corbata, los zapatos, qué le había dicho exactamente cuando la vio...Su impresión fue que se encontraba entre gente "rara", pero se sometió a las pruebas psicológicas y de observación que se prolongaron toda la mañana.
La lectura de su primer examen de la oposición estaba fijada para dos días más tarde, que fue cuando la citaron en el CESID para continuar con el proceso en el que se decidiría su posible admisión.. Cuando dijo que no podría acudir a las nuevas pruebas porque debía leer su ejercicio en la oposición, le respondieron que si no iba no se molestara tampoco en acudir al día siguiente. Decidió jugársela y respondió que acudiría a la hora en la que la habían citado.
Hizo la prueba en el CESID en apenas tres cuartos de hora cuando el tiempo marcado era de dos horas, se fue corriendo a la sede del Supremo donde debería leer su ejercicio de la oposición subiendo las escaleras de dos en dos; de allí a la Audiencia Nacional - enfrente- para continuar con otro ejercicio de la oposición, y cuando regresó finalmente a casa tenía fiebre. Al día siguiente de nuevo a Castellana para continuar con la gente del CESID. Y entró. La aceptaron. Abandonó las oposiciones, ya no se presentó al segundo ejercicio.
Dentro.
Un mes mas tarde de iniciar el proceso de admisión, con los test psicotécnicos y un informe exhaustivo sobre la película -El factor humano-, ya estaba dentro del servicio de Inteligencia, donde tuvo que hacer el curso obligatorio de varios meses en los que continúan las pruebas psicotécnicas y la formación especializada. Al terminar fue destinada a Contrainteligencia.
Cuando María Dolores Vilanoba empezó a trabajar en el CESID, casi todo el personal estaba formado por militares, guardias civiles o policías, y la mayoría de los civiles tenían contratos temporales y realizaban labores administrativas. En la "Contra" estaban destinadas cinco mujeres, y solo una de ellas era licenciada. El resto eran militares, hombres de edad que trataban a las mujeres , sobre todo a las recién llegadas, con indisimulado paternalismo. Las llamaban " las niñas .Con el tiempo fueron entrando hombres más jóvenes con edad parecida a las de las recién licenciadas. Al principio de ocupar sus mesas esas licenciadas escucharon en mas de una ocasión que sus compañeros se preguntaban: "¿Qué hacen estas aquí?" .
Los cambios fueron tan rápidos que apenas hubo tiempo de asimilarlos. María Dolores tenía veinticuatro años cuando ingresó en el Centro. En la época de Manglano la nombraron jefa de área; en la de Calderón, jefa de división; y el la de Dezcallar, secretaria general. En cada caso fue la primera mujer en ocupar esas responsabilidades. En esa trayectoria un concepto se le quedó grabado: " Aquí se trabaja por dinero como en cualquier otro sitio, pero la diferencia respecto a otros trabajos es que esto hay que creérselo, porque esto no es una vocación, sino que trabajamos aquí porque queremos hacer cosas por nuestro país"
Ese proceso de ascensos tan asombrosamente rápido, tuvo su arranque cuando, sin apena experiencia, le llegó un papel del general Manglano, escrito a mano, en tinta azul como descubrió después que era habitual.
No lo conocía y recibir una nota del director le causó perplejidad y, cómo no, miedo de haber cometido un error tan grave que el propio Manglano se veía obligado a intervenir,
Le decía que tenía que desplazarse a Melilla y hacer un informe sobre la situación. Se estaban produciendo problemas serios en la frontera, además eran constantes las escaramuzas entre musulmanes y también entre musulmanes y cristianos. Manglano le advertía que " me gustaría saber si le motiva o no, porque si no le motiva, no va". Evidentemente, maría dolores Vilanoba expresó su disposición a viajar.
Lo primero que hizo fue mirar un mapa. su desconocimiento sobre Melilla era total, hasta el punto de que no sabía exactamente la distancia entre Ceuta y Melilla, cuál de las dos plazas españolas estaba mas al Este. Leyó toda clase de documentos que le sirviesen de base para el trabajo.
Al llegar la recibió el jefe del CESID en Melilla. la llevó al hotel. le dio su teléfono y le dijo que tenía orden de no verla mas y que que si le necesitaba que le llamara. Nada mas. Ni una información, ni un nombre con el que contactar, ni una fuente, ni un dato que debiera tener en cuenta.
El encargado de la recepción del hotel le recomendó que apalancara su puerta por la noche, la ciudad no era segura para una mujer sola. No sabía ni por dónde empezar, no conocía a nadie.Lo único que había hecho su compañero antes de trasladarla al hotel fue darle una vuelta en coche para mostrarle el circuito alambrado de la ciudad, el que marcaba la frontera con Marruecos.Al día siguiente recorrió la ciudad. Fue al mercado y se acercó a la Cañada de la Muerte (conflictivo barrio musulmán, centro en aquellos años del narcotráfico), donde no eran bienvenidos los no pertenecientes a su comunidad. pero fue. Sola.
A través de sus paseos y sus cafés en sus terrazas logró entablar contacto con algunas personas que la ayudaron a integrarse mínimamente en una sociedad poco abierta a los recién llegados.Conoció a la mujer de Aomar Mohamedi Dudú, líder de la comunidad musulmana que tuvo gran protagonismo por sus manifestaciones de protesta contra la ley de extranjería. María Dolores se presentaba como estudiante de Sociología que realizaba un trabajo para la Universidad Complutense sobre la convivencia de las distintas comunidades que existían en Melilla, y explicaba que si lo hacía bien le darían un puesto de trabajo en la universidad.
La esposa de Dudú, deseosa de agradar a la supuesta estudiante y ofrecerle una versión amable de la comunidad, le organizó una merienda con mujeres musulmanas que le podían aportar datos relevantes.
Permaneció en Melilla tres semanas y regresó con una carpeta llena de datos y escritos sobre lo que había visto y vivido, con todos los apuntes de las entrevistas.
En su entrevista con el general Manglano (era la primera vez que se encontraba con él ), además de interesarse por Melilla le hizo también un buen número de preguntas de índole personal. Vilanoba le confesó su ignorancia previa, cómo había tenido que mirar un mapa antes de viajar y que le había sorprendido que la enviaran allá: " Tiene usted buenos expertos y sin embargo me mandó a mi".
Escribió su informe, se fue de vacaciones y unas semanas mas tarde, Manglano la mandó llamar. Nada mas verla le dijo que al día siguiente sería nombrada jefa de área de Containteligencia, y " con que lo hagas como el informe de Melilla me basta".
Las reacciones.
Vilanoba se sabe buena en su trabajo: " No soy tonta, se que Manglano quería un nombramiento de impacto cuando me hizo jefa de área, pretendía poner en valor a las mujeres, el papel de la mujer"
La reacción de la gente fue "mala". Mala sin paliativos, pero no por ser mujer, sino porque, como ocurre en muchas ocasiones y en escenarios muy distintos, cuando alguien accede a un puesto de responsabilidad, siempre hay quien piensa que él mismo, o ella misma, está igual o mas capacitado para ocupar el cargo. Se produjeron comparaciones y celos; incluso hubo quienes se resistieron a saludarla o que pidieron el traslado. Recelaban de su trayectoria tan corta, tan rápida. A pesar de todo, Vilanova no se amilanó, se sentía comprometida con la confianza que le había dado el director, el general Manglano.
Por otra parte tuvo compensaciones a los malos gestos: varios compañeros pidieron ir a trabajar con ella.Al principio hubo dificultades de encaje, como el hecho de que algunos militares nunca habían trabajado con mujeres, y mucho menos con una mujer como jefa,. Hay que recordar que en aquel momento todavía no habían entrado las mujeres en el Ejército. En un caso, un oficial se sinceró con ella: "Mi dignidad como militar me impide aceptarla como jefe. ¿Qué dirán mis compañeros".
Pionera.
Cuando el director Jorge Dezcallar, le anuncia que quiere nombrarla secretaria general, nadie en el Centro cuestiona la elección. Vilanoba se había ganado el respeto de sus compañeros. Los militares mayores que la habían recibido con recelo cuando fue nombrada jefa de área de containteligencia, se habían jubilado, y, además de un número considerable de civiles, se había incorporado al servicio una generación más joven de militares, guardias civiles y policías con una visión distinta sobre el papel de la mujer.
Fue pionera, y además creó un precedente al que se dio continuidad: sin que nadie lo hubiera indicado y sin que lo recogiera la ley reguladora del CNI impulsada apenas unos días antes por Dezcallar, desde entonces la secretaría general ha estado siempre en manos de mujeres: María dolores Vilanoba, Esperanza Casteleiro, Elena Sánchez Blanco, Beatriz Mández de Vigo y Paz Esteban.
Desde la secretaría general, Vilanova, tuvo oportunidad también de contrastar también los problemas de las mujeres respecto a los hombres, que, opor otra parte, había conocido en su propia piel. "Para muchas de nosotras lo mas difícil no han sido unas operaciones concretas, de riesgo, sino conciliar. Mis tres hijos nacieron cuando era jefa de área. recuerdo un día , cuando estaba hablando con mi marido, noto que mi hijo pequeño, que debía tener dos años, me estaba tocando los pies. Miro y estaba tratando quitarme los zapatos...y ponerme las zapatillas de andar por casa. Lo mas difícil ha sido mantener el equilibrio familia/profesión, evitar que una afectara a la otra. lo importante el es tiempo que pasas con ellos, la calidad mas que la cantidad, lo decimos siempre, pero cuesta". Mas todavía cuando no existen horarios, la discreción debe ser total hasta el punto de que apenas un puñado de personas de su entorno mas íntimo conoce exactamente a que se dedica, y el trabajo obliga a participar en situaciones que no siempre son fácilmente asumibles por sus maridos y parejas.
No existen apenas fotografías suyas, sus vecinos no saben cuál es su dedicación, aunque siempre ha vivido en la misma casa. Incluso una vecina le hizo un día una confidencia: en su edificio residía un "pez gordo",pero no sabía quién era .
Fuente:
-No sabes nada de mi- Quiénes son las espías españolas. Autora. Pilar Cernuda. Edit:.Esfera libros. 2019.
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