*Mujeres luchadoras contra el sistema perverso. Inspiradoras para otras mujeres. *Mujeres que utilizan todas sus "armas", conocimientos, intuición para sobrevivir en un mundo dominado por los hombres. *Mujeres, a veces realmente malvadas, que en ocasiones producen sufrimiento, dolor y muerte.

#ALFA NEGATIVAS-1


Si nos preguntamos como son las mujeres líderes, en una primera clasificación genérica, las podríamos clasificar en dos tipos: Alfa negativas y Alfa positivas.Las mujeres alfa positivas son  dialogantes, empáticas, integradoras,que ha llegado lejos sin ningún tipo de malas artes. Mantienen un perfil positivo y son un claro ejemplo de que no hace falta tener mal carácter para alcanzar sus objetivos. Son fruto de haber crecido en un entorno distinto al de generaciones anteriores.

Las alfa negativas son mujeres que confunden liderazgo con tiranía, que piensan que no escuchar a su equipo es signo de fuerte personalidad y cuya idea de ayudar al prójimo es pisarle la cabeza con sus zapatos de marca, dejándole el logo estampado en la mejilla. Altivas y malcaradas no hacen más que repetir los estereotipos del pasado. 




En este segundo grupo,y cómo líder alfa histórica, es donde encaja nuestro personaje:

MARGARET THATCHER - "LA DAMA DE HIERRO"


La carrera política de Margaret Thatcher ha sido una de las más destacables de los últimos tiempos. Nacida en octubre de 1925 en Grantham, una pequeña ciudad comercial en el este de Inglaterra, se convirtió en la primera mujer que dirigió una democracia europea importante. Ganó tres elecciones generales consecutivas y sirvió como Primera Ministra británica durante más de once años (1979-90), un record inigualado durante el siglo veinte.

Margaret Thatcher fue conocida como la "Dama de Hierro" por sus decisiones políticas agresivas, inflexibles y duras.Se sabía que Thatcher era una mujer que trabaja mucho y que sus hábitos eran muy especiales. Algunos dicen que se dormía después de las tres de la madrugada y que no dormía más de cuatro horas. Ademas sentía pasión por los zapatos.

Fue una mujer con Actitud. Con paso decidido y sin titubear, se abrió camino en lo que era un mundo de hombres y se ganó el amor, y el odio, de muchos.




Al ser hija de un vendedor de comestibles, nunca fue considerada en el exclusivo Club Político por lo que no podía soñar con el poder. Sin embargo ella demostró a todos su error al tomar el liderazgo de Gran Bretaña, siendo la primer ministro que más estuvo en ese cargo hasta el momento (tres periodos, pero no terminó el último).





Ronald Reagan la llamó “el mejor hombre en Inglaterra” y “el segundo hombre más importante en mi vida”.




La Guerra de las Malvinas. marcó un hito en su política. Margaret Thatcher se enfrentó a la invasión por parte de la Junta Argentina de las islas en abril de 1982 con la mayor de las  firmezas. Aunque trabajó con la administración americana para buscar una solución diplomática, mandó un grupo operativo militar británico para recuperar las islas. Cuando la diplomacia falló, la acción militar surtió efecto rápidamente y las Malvinas volvieron a quedar bajo control británico en junio de 1982.




El electorado quedó impresionado. Pocos líderes británicos o europeos habrían luchado por
las islas. Haciéndolo, Margaret Thatcher sentó las bases para una política exterior británica mucho más vigorosa durante lo que quedaba de la década de los ochenta. Cuando llegaron las elecciones generales de junio de 1983, el gobierno fue reelegido con su mayoría parlamentaria más que triplicada (144 escaños).
El segundo mandato empezó con tantas dificultades como el primero. El sindicato minero se enfrentó al gobierno con una huelga que duró un año en 1984-85.La huelga minera fue una de las más violentas y largas de la historia británica. El resultado no fue claro pero, después de muchas vueltas, el sindicato fue derrotado. Esto resultó ser un resultado crucial puesto que aseguró que las reformas de Thatcher permanecerían. 





En octubre de 1984, cuando la huelga aun duraba, el Ejercito Republicano Irlandés (IRA) intentó asesinar a Margaret Thatcher y muchos miembros de su gabinete al hacer estallar una bomba en su hotel en Brighton durante la conferencia anual del Partido Conservador. Aunque ella resultó ilesa, algunos de sus colegas más cercanos se encontraban entre los heridos y muertos y la habitación que había al lado de la suya resultó gravemente dañada. Ningún Primer Ministro británico del siglo veinte estuvo tan cerca de ser asesinado.
La política británica en Irlanda del Norte había sido una permanente fuente de conflictos para cada Primer Ministro desde 1969, pero Margaret Thatcher se ganó el odio especial del IRA al negarse a aceptar sus demandas políticas, especialmente durante las huelgas de hambre de 1980-81.


Recibió duras críticas desde su propio partido por la decisión de permitir a los aviones de guerra americanos despegar desde bases británicas para atacar objetivos en Libia en abril de 1986. Se dijo que el gobierno y su líder estaban gastados, que habían durado demasiado. Su respuesta fue típica de ella: en la conferencia anual del Partido Conservador en octubre de 1986, en su discurso atisbó un montón de reformas para el tercer gobierno Thatcher. Con la economía ahora muy fuerte, las expectativas eran buenas de cara a las elecciones y el gobierno volvió con una mayoría parlamentaria de 101 escaños en junio de 1987.


La plataforma legislativa del tercer gobierno Thatcher fue de las más ambiciosas jamás puestas en marcha por una administración británica. Hubo medidas para reformar el sistema educativo (1988). Hubo un nuevo sistema fiscal para los ayuntamientos (1989). Y hubo legislación para separar a los compradores de los proveedores del Sistema Sanitario Nacional (1990).


Los soviéticos la habían apodado la ‘Dama de Hierro’, un apodo que le encantaba, por la línea dura que adoptó contra ellos en los discursos poco después de convertirse en líder conservadora en 1975. Durante los ochenta, ofreció amplio apoyo a las políticas de defensa de la administración Reagan. 
Pero cuando Mijail Gorbachov emergió como potencial líder de la Unión Soviética, ella le invitó al Reino Unido en diciembre de 1984 y dijo que era un hombre con el que ella podía tratar.


Aquel miércoles Margaret Thatcher hizo gala de su habitual determinación y con la lengua acerada que le caracterizaba anunció su voluntad de seguir en la carrera para renovar el liderazgo del Partido Conservador, de «luchar y luchar hasta ganar». Acababa de producirse una primera votación. La había ganado, pero no logró una mayoría suficiente. No hubo segunda votación. El jueves 22, a las 9:30 (habían pasado menos de 24 horas del anuncio) Downing Street informó de que la primera ministra dimitía. El consejo de ministros había sido informado. La Reina recibió a Thatcher en Buckingham Palace hacia el mediodía. La todavía primera ministra llevaba uno de sus trajes azules (el color de los 'tories) que se ponía en las ocasiones solemnes, y lucía las siempre presentes perlas en forma de collar y pendientes. La laca mantenía en su sitio todos y cada uno de los cabellos que en un tiempo lejano habían sido rubios.

No había perdido la sonrisa que siempre parecía falsa. Margaret Thatcher no la perdió en público, pero la 'dama de hierro' acababa de ser apuñalada por la espalda por los barones de su propio partido. Había ganado tres elecciones legislativas consecutivas. Llevaba nada menos que once años en el poder y este dato la convertía en el jefe de Gobierno de más larga duración en el Reino Unido durante todo el siglo XX. Sin embargo, estas contundentes credenciales no sirvieron para salvarla.

La técnica tan poco democrática y tan palaciega de cambiar de líder sin escrutinio amplio del partido había sido también utilizada por la propia dama de hierro para defenestrar a su antecesor 'tory', a Edward Heath, y auparse a la dirección conservadora y de ahí, al número 10 de Downing Street. El odio que se tenían era absolutamente indescriptible.
A Maggie, como se la llamaba popularmente, la perdieron fundamentalmente dos cuestiones. En términos de política interior, un impuesto arbitrario e inicuo llamado 'poll tax'. Era una tasa plana por la que pagaba lo mismo un barrendero que viviera en un barrio degradado que un aristócrata con residencia en el elegante Mayfair londinense. La segunda causa de su defenestración fue Europa. Thatcher creía en el entonces llamado Mercado Común y lo había defendido, pero lo que no podía aceptar era su conversión en algo que fuera más allá de un simple mercado. 

A Maggie le falló su arrogancia, su absoluta seguridad en tener siempre razón cuando todo indicaba que se estaba equivocando. No quiso darse cuenta de que no solo perjudicaba a su partido sino a todo el país. Había sido una líder inflexible. Ahora la dureza, el convencimiento absoluto de estar siempre en lo cierto, la alejó de la gente. Había perdido el contacto con la realidad enfrascada en su castillo de certezas absolutas, de saberse en posesión de la verdad.





Fuentes:
www.mflipa.es "como ser líder allá donde-vayas"
www.elperiodico.com "abruptofin margaret thatcher"
www.liberalismo.org "biografia margaret thatcher"
www.marcanterosanchez.com "se una-mujer alfa y aprende a dirigir tu vida"   
www.estrategiadelaseduccion.com "lidiando con mujeres alfa" 
 I CONGRESO VIRTUAL SOBRE HISTORIA DE LAS MUJERES.Heroínas, Reinas y Perversas: La seducción y el poder en el Antiguo Testamento. Mª Cruz García Torralbo.

             

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